Hace poco hablaba de las infidelidades, analizando un poco por qué se producen y cómo tomárnoslas. Prometí una segunda parte, y lo prometido es deuda.
En este artículo intentaré aportar algunas reflexiones sobre la eterna pregunta ¿es posible superar una infidelidad? Por supuesto, la respuesta a esta pregunta depende de nosotros mismos. La persona que ha sido engañada es la que tiene que encontrar la respuesta y la que tiene la última palabra.
Tradicionalmente, la infidelidad (sobre todo por parte de la mujer) ha sido considerada como un horrible acto que merece nuestro castigo y desprecio. Nada más lejos. En el reino animal es raro encontrar bichos que sean monógamos de por vida, como parecemos empeñados en hacer los humanos, así que el concepto de «infidelidad» no es tan extraño ni tan malvado.
No todas las infidelidades son iguales. Hay que tener en cuenta por qué lo ha hecho la persona. No es lo mismo la persona que, una vez, se lía con alguien que no es su pareja para no volver a hacerlo más, que alguien que sistemáticamente mantiene relaciones con terceras personas. Hay que tener en cuenta las circunstancias que rodearon a la infidelidad para poder decidir si perdonamos o no, si lo aceptamos o no y si queremos seguir adelante con la relación o no. Muchas infidelidades ocurre por algo que podemos cambiar si queremos (falta de atención, de cariño, de sexo…) y una terapia de pareja puede ayudar a solucionar esas causas. Por supuesto, antes de abordar todo esto hay que afrontar la infidelidad y decidir si perdonamos.
¡Ojo!, estoy hablando de perdonar, no de olvidar. Muchas personas creen que, al perdonar una infidelidad, están humillándose aún más, que le están dando carta blanca al infiel para repetir una y otra vez, y que nunca podrán olvidarlo. No es así. Para superar una infidelidad hay que aceptar lo que ha ocurrido y tratar las causas que la motivaron. Es más difícil superar una infidelidad que ha ocurrido «porque me dio la gana» que una que tiene una causa, como «no me siento nada valorado» o «noto que mi pareja tampoco apuesta por la relación».
Lógicamente, el infiel tendrá que aceptar su responsabilidad y decidir si quiere enmendarse… o no. No se trata de vivir el resto de nuestra vida de rodillas pidiendo perdón: justamente superar una infidelidad consiste en evitar eso. Pero sí se pueden hacer pequeños actos de «restablecimiento de la confianza» que ayuden a la otra persona a superar su lógico recelo. A veces ayuda explicar por qué se fue infiel, qué se buscaba, qué se puede hacer para que no ocurra más veces, etc. No nos interesa qué hizo tanto como por qué lo hizo. Es importante dedicarle un tiempo a estas cuestiones, pero sin obsesionarnos. No podemos estar años arrastrando la culpa y las riñas de una infidelidad.
¿Cuándo es mejor no continuar con la relación tras una infidelidad?
- Cuando no somos capaces de perdonar y la relación se convierte en una «penitencia» constante para el infiel
- Cuando la otra persona desea tomarse la revancha e iniciar una guerra contra el infiel (con más infidelidades, odios, engaños, etc.)
- Cuando no hay interés por una de las partes en continuar, y la infidelidad solo ha sido la expresión de ese desinterés.
- Cuando hay violencia, verbal, física o del tipo que sea.
- Cuando hay infidelidades repetidas y ya se han dado varias oportunidades.
En estos casos, lo mejor es replantearse seriamente si queremos seguir con esa relación o nos compensa más cortarla de raíz.