Las vacaciones son ese periodo que está entre muchos meses de trabajo esperando a que lleguen, y otros muchos meses de trabajo esperando a que lleguen las próximas. De tanto ansiarlas, las vacaciones suelen acabar decepcionándonos, porque ni descansamos, ni viajamos, ni estrechamos lazos con la familia. De hecho, a veces ocurre lo contrario.
Os traigo unos cuantos consejos para que las vacaciones no se conviertan en un episodio de «Hermano Mayor» en familia.
- Planea tus vacaciones. No me refiero a planear un viaje (hoteles, comida, desplazamientos…), que también, sino a pensar qué esperas de estas vacaciones. Hazlo antes de que empiecen. ¿Quieres viajar? ¿Leer? ¿Hacer el vago? Hazte la siguiente pregunta: «¿qué tendría que pasar estas vacaciones para considerarlas un éxito?» Si no sabemos lo que queremos, no podremos conseguirlo.
- Deja claro lo que quieres. Una vez que tengas claro lo que querrías conseguir de estas vacaciones, compártelo con los que te rodean. Anuncia que has decidido descansar, o viajar, o ver muchas series, lo que sea. Deja claro que vas a defender tu derecho a hacer eso que quieres (porque tienes derecho, lo sabes, ¿verdad?). No se trata de imponer tus deseos, sino de compartirlos con los demás y dejar claro que vas a intentar cumplirlos… sí o sí.
- Entérate de lo que esperan los demás. Lo mismo que has hecho en el punto anterior se aplica a los demás. Te ayudará saber qué buscan o esperan de estas vacaciones. A lo mejor quieren lo mismo que tú y a lo mejor quieren lo contrario. Están en su derecho, y si sabemos lo que quiere cada uno podremos pasar al siguiente punto.
- Negocia. Negociar con los demás es una habilidad que realmente necesitamos para la vida. Es fundamental, en vacaciones o no, intentar que todos salgan ganando al menos un poquito. Si el hijo quiere salir todos los días y los padres quieren que no salga nunca, hay que buscar un punto medio entre ambos extremos. Quizás salir menos. Tal vez llegar antes. Puede que avisar vía whatsapp de dónde se está y con quién para tranquilizar a los padres. Todos tienen derecho a pedir lo que quieren, pero cuando no es posible al 100% podemos bajar al 80% o al 70%…
- Sal de tu rutina. No hablo solo de la rutina laboral. Muchas personas simplemente no trabajan y se encuentran con que se aburren. Hay que llenar ese tiempo con algo, y hay que abandonar las rutinas negativas que tenemos en familia. Si discutimos mucho, podemos usar las vacaciones como un «descanso de lo de siempre» y proponerse no discutir por nada. O discutir solo diez minutos al día. O salir corriendo de casa cuando alguien levante la voz. Quién sabe, a lo mejor estos cambios se mantienen cuando hayan acabado las vacaciones.
- Apaga el móvil. En serio, la ley empieza a amparar esta práctica. Ya hay sentencias que defienden el derecho del trabajador a desconectarse del trabajo, como si no existiera. Y no solo con el trabajo. El móvil es solo una herramienta que nosotros controlamos, no al revés. No te sientas culpable por apagarlo por las noches, para dormir la siesta o el día entero.
¡FELICES VACACIONES!