El arte de amargarse la vida tuvo un gran éxito cuando salió, hace unos años. Es un libro cortito, de cien y poco páginas. Como su nombre indica, el libro nos propone una serie de consejos y ejercicios para… amargarnos la vida. Watzlawick huye de la corriente general que suelen seguir los libros de autoayuda (esto es, ayudarnos a ser más felices) y propone justamente lo contrario.
El libro, por supuesto, hay que leerlo con humor y sin pretender seguir sus consejos. El autor va enumerando una serie de costumbres y conductas que las personas ponemos en práctica día a día y que únicamente nos sirven para ser más infelices. Resulta muy ilustrador leer sus ejemplos y los ejercicios que propone. Estoy seguro de que muchos de nosotros nos veremos reflejados en dichos ejercicios. El libro contiene anécdotas e historias muy agudas. Un ejemplo:
Ahora vamos a tratar exactamente de lo contrario: no de la creación de un problema, sino de cómo evitarlo, a fin de que perdure.
El modelo típico de este menester se expresa en la historia del hombre que daba una palmada cada diez segundos. Uno le pregunta por el motivo de tan extraño proceder. El hombre responde: «Para espantar los elefantes.»
«¿Elefantes? Pero si aquí no hay ninguno.»
Replica: «Y pues, ¿ve usted?»
La moraleja de la historia es que rechazar o eludir una situación peligrosa de buenas a primeras parece ser la solución más razonable, pero, por otra parte, también garantiza la permanencia del problema.
Efectivamente, ¿cuántos no hemos evitado una situación, temiéndonos lo peor, sólo para descubrir mucho más tarde que tampoco era para tanto?
Especialmente interesantes son los capítulos dedicados a los problemas de convivencia. Problemas de pareja, entre amigos, con la familia… Un ejemplo:
«¿Por qué estás enfadado conmigo?», cuando el interpelado no tiene la menor idea de estar enfadado con el preguntador ni con nadie. Pero la pregunta supone que el preguntador está mejor informado que el preguntado sobre lo que este último trama en su cabeza y que la respuesta «pero, si no estoy enfadado contigo» es simplemente mentira. Esta técnica también se conoce con los nombres de «leer los pensamientos» o «clarividencia» y es tan eficaz porque permite discutir sobre el humor que tiene uno y sus efectos hasta el día del juicio final, y porque decirle a uno que tiene unos pensamientos negativos pone rápidamente al rojo vivo a la mayoría de los mortales.
Watzlawick trata toda una variedad de recetas para ser infeliz, como interpretar el pensamiento de los demás, obsesionarse con el pasado, tratar de obtener resultados diferentes usando los mismos métodos de siempre, obsesionarnos con cualquier malestar o tristeza que tengamos, obligarse a sí mismo a ser espontáneo (cosa imposible)… El arte de amargarse la vida es un libro que, con sentido del humor, nos ayudará a detectar esas cosas que todos hacemos incoscientemente y que nos hacen ser un poquitín menos felices. Muy recomendable.