En esta serie de pequeños artículos sobre cómo comunicarnos mejor abordaré algunos métodos y trucos para comunicarnos de forma más eficaz con los demás. Para empezar querría tratar un tema muy importante y muy útil: aclarar las cosas.
No confundamos esto con «decir las cosas claras». Muchas personas se expresan con mucha claridad y es difícil que las malinterpretemos. Otras hablan de una manera más rebuscada y muchas veces pueden llevarnos a equívocos. La mayoría de nosotros estamos en algún punto medio: solemos expresarnos con claridad, pero a veces nos malinterpretan.
Lo primero es aclarar que siempre habrá malentendidos. El lenguaje humano es tan rico y variado que es inevitable que a veces se produzcan confusiones o que la otra persona entienda algo diferente a lo que queríamos decir. También nosotros podemos equivocarnos al escuchar a alguien hablar. Un malentendido es una discrepancia entre lo que se quiso decir y lo que finalmente percibió la otra persona.
Cuando en la comunicación nos falta información o entendemos lo que no debemos, se producen riñas, malestar y todo tipo de situaciones desagradables. Imaginemos, por ejemplo, que nuestro amigo nos dice «¿me prestas dinero?». Es fácil que nos sintamos violentos, molestos o pensemos que quieren aprovecharse de nosotros. Puede que nuestros pensamientos sean algo así: «ya está otra vez pidiéndome prestado… ¡ni que fuera un banco! Seguro que tarda en devolvérmelo, o no me lo devuelve, y puede que yo necesite ese dinero…». Etcétera. En este caso estamos sobreentendiendo varias cosas: que nuestro amigo nos pide mucho dinero, que no va a devolvérnoslo… Pero ¿y si preguntamos y aclaramos las cosas? Basta con preguntar cuánto dinero necesita nuestro amigo y cuándo piensa devolvérnoslo. De esta forma tendremos toda la información necesaria para juzgar si queremos dejárselo o no.
Es muy frecuente dar por sentado lo que pensamos que el otro quiere decirnos. Lógicamente, nadie puede meterse en la mente de los demás para saber lo que piensan o desea, por lo que la forma de aclararlo es preguntar. Yo siempre recomiendo preguntar, una y otra vez, hasta que las cosas queden muy claras. Sobre todo si la otra persona nos está diciendo algo muy vago y poco específico. Por ejemplo: «eres un desastre». Esta frase no significa gran cosa, pero podemos preguntar «¿a qué te refieres exactamente?» para saber qué es lo que entiende la otra persona por «ser un desastre».
Ejemplos de preguntas de aclaración:
- ¿A qué te refieres exactamente?
- ¿Qué es lo que hecho que te ha sentado mal?
- No te entiendo, ¿podrías volver a explicarme qué es lo que quieres que haga?
- Explícame otra vez dónde vamos, por favor.
- ¿Qué días exactamente quieres que vaya a buscarte al trabajo?
Finalmente, podemos resumir lo que la otra persona nos está diciendo para asegurarnos de que hemos comprendido perfectamente. Por ejemplo: es decir, si lo entiendo bien tú quieres que te deje dinero para el autobús porque estás sin cartera y me lo devuelves el martes en clase, ¿no?
Los malentendidos causan muchísimos problemas en algunos ámbitos, como las empresas y las parejas. La próxima vez, prueba a preguntar.