Cada uno de nosotros nos comunicamos con los demás de una forma determinada. Tenemos nuestra forma de hablar, de mirar, nuestras expresiones, etc. A este conjunto de características se le llama estilo de comunicación. Básicamente hay tres estilos de comunicación: el estilo pasivo en un extremo, el agresivo en el opuesto, y el estilo asertivo en un punto intermedio. Nadie emplea únicamente uno de los estilos. Dependiendo de la situación, de cómo nos sintamos o de con quién estemos hablando cambiaremos a uno u otro estilo. Por ejemplo, muchas personas usan en su casa un estilo muy agresivo, atacando a los demás y sin respetar a nadie; pero en su trabajo, pueden ser perfectamente capaces de manejar el estilo asertivo, o incluso pasivo (¡llega el jefe!).
Estilo pasivo
Se caracteriza por la sumisión a los demás y la no expresión de las propias ideas y opiniones. Las personas pasivas respetan los derechos y las opiniones de los demás, pero no saben defender las suyas propias.
¿Cómo hablan? En voz bajita, de forma poco fluida y con frecuentes bloqueos o tartamudeos, suelen vacilar, usan muletillas, no levantan la voz. Estas características se acentúan cuando hablan con alguien que les intimida o que perciben como «superior» a ellos.
¿Cómo piensan? Suelen tener sensaciones de no ser tenidos en cuenta ni escuchados, lo cual parece lógico. También quieren evitar molestar a toda costa; no saben que pueden defender sus derechos y a la vez respetar los de los demás, y para ellos cualquier intento de hacerlo es «molestar». «No importa lo que yo quiera o piense; importa lo que tu pienses».
¿Cuáles son sus sentimientos? Lógicamente, tendrán frecuentes sentimientos de impotencia, baja autoestima, sentimientos de culpa, ansiedad, frustración, dificultad para reconocer sus propios sentimientos (aunque se sientan enfadados, no lo admitirán ante otros ni ante sí mismos)
¿Qué consecuencias tiene este estilo? Las personas sumisas no pueden relacionarse con los demás de igual a igual. Lo más frecuente es que las demás personas se sientan culpables por estar «abusando» de la persona sumisa o se sientan en deuda con ella; también es probable que otras personas se aprovechen de ella, sobre todo las que tienen un estilo agresivo.
Estilo agresivo
Es completamente opuesto al estilo pasivo. El agresivo siente que solo sus opiniones importan y que solo él tiene derechos, sin que le importen los de los demás.
¿Cómo hablan? Hablan en tono alto, intimidando, tajante. Interrumpen frecuentemente a los demás, no dejan expresar otras opiniones, usan con frecuencia insultos, amenazas y descalificaciones. Cuando no tienen argumentos, que suele ser casi siempre, recurren al insulto personal. Su postura es tensa, con expresión retadora.
¿Cómo piensan? «Solo importa lo que yo quiera y piense». Se sienten vulnerables o inferiores cuando no recurren a su habitual agresividad. De hecho, tienden a ver a los demás como «inferiores/superiores» a ellos, sin ser capaces de establecer relaciones de igualdad. Siempre piensan en ganar – perder, y desean tener razón a toda costa (lo cual les lleva a enzarzarse en discusiones absurdas sin ninguna utilidad).
¿Cuáles son sus sentimientos? Al contrario de lo que sugiere su agresividad, es frecuente que su autoestima sea baja y recurran a la agresión porque no conocen otros métodos. Suelen sentir ansiedad, culpa y frustración en sus relaciones con los demás. Suelen sentir que pierden el control de las conversaciones, lo cual les lleva a mayores enfados para tratar de recuperar el control.
¿Qué consecuencias tiene este estilo? Como es de esperar, los agresivos suelen ser rechazados por las demás personas. Con frecuencia sus enfados se van extendiendo cada vez más, afectando a más personas. Cuando se encuentran con otras personas agresivas, entran en un círculo vicioso cada vez más agresivo y con más gritos. Hay que tener en cuenta que las personas que usan este estilo no tienen por qué ser agresivas realmente ni recurrir a la violencia física. De hecho, como hemos dicho, es frecuente que estas personas se sientan muy inseguras y de alguna forma lo «compensen» así.
Hay quien distingue otro estilo llamado pasivo-agresivo, que sería una mezcla de los dos anteriores. Una persona pasivo-agresiva se mostrará callada y sumisa, pero se guardará dentro de sí muchísimos enfados, ira y resentimiento. Utilizan técnicas como la manipulación, el engaño, los rumores y el chantaje afectivo para conseguir sus fines, probablemente por no tener las habilidades necesarias para resolver las cosas de otra manera.
Estilo asertivo
La persona asertiva conoce sus derechos y es capaz tanto de defenderlos como de respetar los de los demás.
¿Cómo hablan? Hablan con una voz segura y tranquila, sin muletillas ni bloqueos. Están relajados. Pueden hablar de todo tipo de sentimientos (positivos y negativos), de sus gustos y opiniones, etc. Sabe decir «no», aceptar errores, pedir favores, negar favores, argumentar, pedir aclaraciones…
¿Cómo piensan? Saben que existen los derechos asertivos, que se aplican a todas las personas sin distinción. Sus opiniones y argumentos suelen basarse en lo racional. No piensan en términos de «ganar o perder». No necesitan tener razón a toda costa.
¿Cuáles son sus sentimientos? Su autoestima es buena, no se sienten inferiores ni superiores a los demás. Se respetan a sí mismos y, por tanto, a los demás. Sienten que tienen el control de sus relaciones, que son ellos quienes toman sus propias decisiones. También sienten que tienen el control de lo que dicen y de cómo lo dicen, sin llegar a grandes enfados y sin que abusen de ellos. Saben distinguir entre atacar a una idea y atacar a una persona (diferencian entre no estar de acuerdo con alguien e insultar a ese alguien).
¿Qué consecuencias tiene este estilo? El estilo asertivo nos permite enfrentarnos a casi cualquier ataque o discusión. La persona asertiva suele ser vista como «buena, pero no tonta» por los demás. Sabe hacer que los demás se sientan escuchados y comprendidos, y puede hablar de casi cualquier cosa con cualquier persona sin agredirla o hacerle daño. Pueden no estar de acuerdo contigo y explicártelo adecuadamente.
¿En cuál de estos estilos os incluiríais?